jueves, 27 de marzo de 2008

Astillero

por Julio Hernández López


El sonorense Eduardo Bours Castelo ha demostrado largamente que es posible gobernar –o hacer como que se gobierna– con los pies. Indignado porque un movimiento social se opone a un polémico negocio inmobiliario que es beneficiado con fondos públicos y en el que participa uno de sus hermanos, el mandatario Bachoco ofreció el pasado 11 una rústica muestra de avicultura lapidaria: “Con todo y las piedritas, piedrotas, que se nos pongan en el camino, a patadas las vamos a quitar y vamos a poder lograr el desarrollo de Hermosillo y de Sonora”. Moderno, conciliador y dialogante, el mandatario en cuyo estado los narcos constituyen algo más que piedrotas estructuralmente intocables, aunque en las pugnas internas se produzcan incidentes de escándalo como el de ayer en Ímuris, también proclamó: “no se puede ir cediendo ante la presión de corto plazo de pequeños grupos; tiene que haber un eje rector”. A su lado, el presidente del municipio de la capital del estado, el también priísta Ernesto Gándara Camou, consideró necesario repetir la perla de su jefe y agregar: “todo el obstáculo que nos puedan poner, no nos va a detener y no nos temblará la mano para trabajar por el interés general de los hermosillenses”. Al día siguiente, el gobernador de la piedra filosofal –hacer oro con árboles y áreas públicas devastadas para erigir conjuntos arquitectónicos privados: ¡ése también es un tesorito de aguas políticas profundas!– hizo como que matizaba sus anuncios pedestres: “Voy a quitar a patadas las piedras y piedritas; nunca hablé de personas. Si hay personas que se creen piedras y piedritas, pues es bronca de ellos”. ¡Inteligencia chispeante y humor fino el del petrólogo Bours!

La política de considerar a los opositores como piedras susceptibles de pateo tuvo oportunidad inmediata de ser ejecutada. Tres días después, el 14 del presente, fueron agredidos y encarcelados seis ciudadanos y una menor de edad por oponerse, junto a otra decena de personas, a los trabajos de maquinaria que en el Parque Villa de Seris talaba árboles secos y preparaba la “replantación” de otros, en sitio distinto. La menor y cinco adultos fueron liberados (bajo fianza, estos últimos), pero Adriana González Celaya se negó a aceptar los cargos que se le hacían y la excarcelación condicionada.

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1 comentario:

Sara dijo...

Siempre me resulta interesante poder estar en contacto con este tipo de reflexiones porque es importante poder despejarse un poco del trabajo realmente aunque sea una vez por día es muy bueno poder leer cosas como estas, pero creo que ahora debo seguir atendiendo en mi local de ropa de mujer por mayor